Por
Soledad Aguilar (*), Luis Fierro (**) y Virginia Scardamaglia (***)
El
financiamiento para el cambio climático ha sido uno de los principales temas de
debate en la reciente COP 20 en Lima, Perú. Uno de los ejes de las
negociaciones climáticas de los últimos meses ha sido justamente la
capitalización del Fondo Verde del Clima (GCF por su sigla en inglés), que
logró durante la COP el objetivo de llegar a una movilización inicial de
recursos por unos US$10.200 millones; y la movilización conjunta de
financiamiento climático hasta alcanzar una meta de US$100 mil millones anuales
para el 2020.
Lo
curioso es que, hoy en día, no son sólo los países desarrollados quienes están
movilizando recursos, sino también algunos países en desarrollo. Así, tres países
miembros de AILAC anunciaron contribuciones al Fondo Verde del Clima: Colombia
y Perú contribuirán US$ 6 millones cada uno; y Panamá aportara un millón de
dólares. Otros países en desarrollo, como
México, Mongolia y Corea del Sur también anunciaron aportes al GCF.
Al mismo tiempo, los
países mencionados son también receptores de recursos para el cambio climático.
Todos los países del grupo AILAC, conformado por Chile, Colombia, Costa Rica,
Guatemala, Panamá y Perú, reciben financiamiento para la mitigación y
adaptación. El financiamiento proviene mayoritariamente de fuentes
tradicionales, tales como: los bancos multilaterales y bilaterales de
desarrollo, en especial el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF), y el Banco Europeo de
Inversiones (BEI); agencias bilaterales de desarrollo; y fondos especializados como
el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) y los Fondos
de Inversión del Clima (CIF, por sus siglas en inglés).
Los países AILAC
también promueven enfoques innovadores y creativos para el financiamiento
climático. En las negociaciones actuales, los miembros de AILAC se encuentran
en un grupo de países que ha propuesto que las contribuciones financieras no
estén limitadas al grupo tradicional de países donantes, sino que otros que
estén en condiciones de hacerlo, también provean recursos financieros y otros
medios de implementación. Chile, por ejemplo, estableció diversos fondos fiduciarios
en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y los países de la UNASUR de
manera conjunta proveyeron asistencia financiera a Haití tras su devastador
terremoto, junto con apoyo material.
Entre algunos de los
instrumentos más novedosos utilizados para financiar la mitigación y adaptación
por los gobiernos de la región encontramos el impuesto al carbono instaurado
por Chile, siendo el primero de este
tipo en la región. Asimismo, varios países de la región, como Colombia y Perú,
han puesto en marcha Fondos Nacionales Climáticos. En el caso de Colombia, se
creó el Fondo Nacional de Adaptación (www.fondoadaptacion.gov.co), que
complementará al Fondo de Calamidad existente, diseñado para la ayuda de
emergencia en el caso de un desastre natural, y en el caso de Perú se trata del
Fondo de Promoción de las Áreas Naturales Protegidas del Perú
(www.profonanpe.org.pe).
Entre las inversiones
de fondos de origen público encontramos algunos ejemplos interesantes para
subrayar como:
- La Unión Europea (UE) puso en marcha el Fondo Latinoamericano de Inversiones (LAIF, por sus siglas en inglés), que proporciona una subvención como parte de un paquete de cofinanciación híbrido que incluye préstamos, préstamos concesionales, donaciones, garantías, operaciones de capital riesgo y asistencia técnica de las instituciones financieras públicas europeas y latinoamericanas,
- La puesta en marcha de un Programa de Cambio Climático y Energía Limpia, cofinanciado por el banco de desarrollo alemán (KfW) y la CAF, para los países miembros de esta última institución en la Región.
- La UE, Alemania y Noruega crearon el Fondo Global para la Eficiencia Energética y las Energías Renovables (GEEREF). Su objetivo es anclar nuevos fondos de capital privado para proyectos de energía renovable y de eficiencia energética.
- Canjes de deuda por naturaleza o adaptación, como fue el caso de Alemania y Guatemala,
- CAF y KfW están poniendo en marcha un nuevo Fondo para el Desarrollo Geotérmico para América Latina. El fondo tiene la intención de mitigar los riesgos para el desarrollo de la energía geotérmica en Chile, Colombia y Perú, entre otros países.
Entre las inversiones
de fuente privada, o mixta, resaltamos las siguientes:
- El Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del BID creó, junto a otras instituciones públicas y privadas, el fondo de biodiversidad Eco-Empresas II, que invierte capital de expansión para el crecimiento de emprendimientos sostenibles en nichos de negocio únicos, tales como la agricultura orgánica, productos forestales no madereros, la silvicultura sostenible o ecoturismo. Los instrumentos utilizados son cuasi-capital, pagarés convertibles y deuda a largo plazo, entre otros. Varios países AILAC han participado en las operaciones de este Fondo.
- Un préstamo del Fondo Climático privado Althelia, respaldado por bonos de carbono, para el Parque Nacional Cordillera Azul de Perú.
- En Perú, la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Grupo del Banco Mundial emitió su primer "Bono Verde" denominado en soles peruanos, junto a Rimac Seguros.
Otro ejemplo
interesante, si bien no hay participación de países AILAC, es el Fondo de
Seguro contra Riesgos de Catástrofes del Caribe sostenido por gobiernos de
países del Caribe y administrado por el Banco Mundial, el cual ha permitido el pooling de riesgos para hacer frente a
los desastres naturales de la región como los huracanes. Este es un mecanismo
que podría ser replicado en otras regiones que compartan los mismos riesgos
climáticos.
Como hemos visto, hay
muchas fuentes novedosas y creativas de financiamiento para mitigación y
adaptación al cambio climático en América Latina y para los países de AILAC en
particular, la cual proviene en su mayoría de fondos públicos.
En el caso de la
inversión privada, las medidas necesarias para atraer este tipo de recursos
requieren un rol más proactivo de los Estados (y entidades subnacionales), para
aprobar regulaciones que generen las condiciones de mercado necesarias para
atraer inversiones hacia sectores que no son comercialmente viables en ausencia
de una normativa específica, o que requieren regulaciones (concesiones,
aprobaciones) para poder funcionar. Por
ejemplo, es necesario adoptar regulaciones específicas para: promover el
desarrollo de energías renovables; construir grandes obras de infraestructura
para evitar inundaciones; o desarrollar el mercado de seguros climáticos
indexados.
En este sentido,
además de las regulaciones, los bancos nacionales de desarrollo juegan un rol
fundamental en la creación del tipo de instrumentos financieros necesarios
(como por ejemplo, garantías de riesgo político y líneas de crédito
concesionales) para fomentar inversiones por parte del sector privado.
Una vez establecidas
las condiciones de entorno para hacer viable la inversión privada, hay una
amplia variedad de instrumentos que pueden ser utilizados para canalizar las
inversiones, incluyendo, los tradicionales emisión de bonos, inversiones de
capital y garantías, así como algunos más novedosos como la emisión de bonos
verdes, bonos catastróficos o contingentes, la securitización de flujos de
recursos para eficiencia energética, el desarrollo de seguros indexados para
catástrofes climáticas, y el desarrollo de mercados de carbono y bolsas de
activos climáticos, todos los cuales funcionan hoy en países desarrollados y
tienen un incipiente desarrollo en los países miembros de AILAC.
(*) Soledad Aguilar, Abogada (UBA), LLM (London School of
Economics). Dirige el Posgrado en Derecho y Economía del Cambio Climático de
FLACSO-Argentina. En la actualidad lidera una consultoría sobre Mecanismos
Novedosos de Financiamiento para AILAC.
(**) Luis Fierro, Asesor
en Financiamiento Climático de AILAC. Economista (PUCE), M.A. (U. de
Oregon), M.Sc. y Ph.D. (c) (U. de Texas en Austin). Perfil: www.linkedin.com/in/luisfierro. Las opiniones no reflejan necesariamente la
posición de los países miembros de AILAC.
(***) Virginia Scardamaglia, Magíster en Relaciones y Negociaciones Internacionales (FLACSO), asistente de investigación en el Posgrado en Derecho y Economía del Cambio Climático de FLACSO-Argentina. Trabaja con Soledad Aguilar en una consultoría sobre Mecanismos Novedosos de Financiamiento para AILAC.
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