Por Luis Fierro Carrión (*)
Twitter: @Luis_Fierro_C
La aceleración del cambio climático y la invasión rusa a Ucrania han producido
un renovado ímpetu con respecto a la necesidad de avanzar hacia la transición energética
en el Ecuador.
La extorsión generada por el paro de la CONAIE, que forzó al gobierno a
aumentar el subsidio a los combustibles fósiles, también vuelve aun más urgente
la necesidad de reducir el consumo de combustibles fósiles y fomentar el uso de
energía renovable.
Los subsidios a los combustibles fósiles constituyen un sinsentido
completo, dado su impacto sobre la distribución del ingreso (regresivo), sobre
la salud (negativo), el cambio climático, la contaminación ambiental y el
déficit fiscal.
Una forma de encarar estos problemas es fomentar el uso de transporte
eléctrico, sea individual o colectivo. En el ámbito colectivo, parece que
finalmente se va a echar a andar el Metro de Quito, cuya construcción concluyó
sin haber resuelto el tema de su gestión operativa. En Cuenca, el tranvía igualmente
tuvo que esperar más de un año entre su construcción y su operación. En
Guayaquil, entró en operación la Aerovía que comunica Durán con Guayaquil,
aunque con escasa afluencia del público. En Guayaquil también se ha promovido
el uso de buses eléctricos.
Estos son pasos incipientes en el uso de la electro-movilidad en el
Ecuador. Existen recursos de bancos multilaterales de desarrollo (BID, CAF,
AFD, KfW) para promover un uso más intensivo de vehículos eléctricos, lo cual
también requiere la instalación de una red de estaciones de recarga de
baterías.
Al usar vehículos eléctricos, se reduce el consumo de combustibles
fósiles (y, por ende, disminuye el costo de los subsidios para el Estado), y se
aprovecha de mejor manera el excedente de capacidad de generación
hidroeléctrica (los vehículos deberían recargarse preferentemente por la noche,
con una tarifa reducida).
También se han efectuado esfuerzos por impulsar la energía renovable más
allá de las grandes centrales hidroeléctricas, mediante la instalación de
plantas de energía solar y eólica (en Loja, Manabí, Galápagos, entre otras).
El gobierno ha anunciado planes para racionalizar el uso del gas
natural, lo cual puede incluir: dejar de quemar gas en los mecheros en los
pozos petroleros y las refinerías, y más bien captar y usar dichos recursos
valiosos; y utilizar de mejor manera el gas del Golfo (en lugar de forzar la
generación termoeléctrica en la planta de Termogas Machala).
Existen recursos disponibles para impulsar la transición energética
hacia el mayor uso de energía renovable, por parte de los bancos multilaterales
y bilaterales de desarrollo (Banco Mundial, Banco Europeo de Inversiones, BID,
CAF, AFD, KfW, etc.). Se aprobó en Febrero 2021 la Estrategia Nacional de
Financiamiento Climático. Dicha estrategia busca establecer una gobernanza
clara y efectiva del financiamiento climático; integrar transversalmente el
enfoque climático en el sistema financiero; y promover un mayor acceso al financiamiento
climático.
El Ministerio de Economía y Finanzas y el Ministerio del Ambiente, Agua
y Transición Ecológica son los encargados de impulsar estos procesos. Además, se
contempla la acreditación de un banco público ante el Fondo Verde para el Clima
y el Fondo de Adaptación.
Ecuador ya es una potencia en la generación de energía con bajas
emisiones, y debe continuar impulsando la conversión del parque vehicular hacia
la electro movilidad.
(*) Una versión más corta de esta columna fue publicada el 16 de septiembre en el Diario "El Universo" de Ecuador:
https://www.eluniverso.com/opinion/columnistas/financiando-la-transicion-energetica-nota/
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